sábado, 31 de mayo de 2008

Parásitos

De nuevo había luna llena.

Era una noche apacible y una ligera neblina flotaba sobre las zonas residenciales en la periferia de la ciudad. Pero el silencio era engañoso.

A lo lejos un sordo martilleo metálico empezó a invadir el lugar, amenazando con romper la tranquilidad. Ágiles y egoístas “máquinas de habitar” tomaron por sorpresa las áreas suburbanas de las grandes ciudades en busca de un nuevo hogar: el jardín del vecino.

Una vez allí, utilizaron sus cabezales barrenadores controlados por sensores para conectarse a las líneas de suministro que discurren bajo las calles. Se anclaron al terreno y amenazaron con contaminar las aguas subterráneas y manchar los automóviles en caso de que los habitantes intentaran tomar medidas en contra de ellos.

Durante las semanas que siguieron hubo un tremendo alboroto entre los vecinos, pero cuando se dieron cuenta que nada ni nadie podía hacer nada contra los robots domésticos y de que incluso podían ser bastante útiles, el clamor animó.

Los parásitos controlaban su territorio ayudados por sistemas de alta tecnología y desbarataban con éxito cualquier intento de robo en la casa de sus anfitriones.

Rociaban a los delincuentes con una sustancia sintética hedionda y pegajosa o los paralizaban mediante un estruendo emitido a través de un cañón hasta que la policía acudía apresuradamente al lugar.

Pero fue cuando los parásitos empezaron finalmente a expulsar lindos enanitos de jardín que todo el mundo ansió tener un parásito en su casa. Nadie sabía, sin embargo, que estaban hechos de material de desecho parasitario altamente comprimido. Nacía así un nuevo símbolo de estatus y la simbiosis se completaba finalmente.

La vida volvió a la normalidad, a pesar de que los responsable municipales de urbanismo tronaban incansablemente contra esos “montones de chatarra itinerantes”. Pero ¿a quien le importaba? Al fin y al cabo, ¿qué sabían ellos de arquitectura?

Se instauro una nueva armonía. Y así los parásitos pudieron vivir felices para siempre.

Anton Markus Pasing

Del libro de actar (verb architecture boogazine)




1 comentario:

Yareth.Silva dijo...

Tengo recuerdo, sobre el sistema, tengo recuerdos sobre este libro, leerlo y saberlo es realidad, es conciencia….


Mmmm

Mientras me manda muchas manifestaciones mi memoria, masificando movimientos, moviendo masas, mutilando músculos, multitudes malagradecidas.




Mientras tanto…es mutuo.